DOLORES MAYAN
Roland Petit
" Uno de los artistas de la danza más importantes del siglo XX"
El artista reunió en su creación artística elementos fundamentales de la danza moderna y los llevó desde los teatros más importantes del mundo al cine de Hollywood.
Petit, que dejó a los veinte años la Ópera de París -en cuya escuela entró con solo 9 y debutó en el ballet del coliseo con 16-, arrastró durante su carrera a grandes genios de la literatura, el cine y la danza y aportó un concepto teatral a esta última que se convirtió en característico del siglo XX.
Petit recorrió un largo camino artístico, que le hizo entrar en contacto, trabajar y crear con nombres fundamentales de diversos ámbitos de la creación, como Pablo Picasso, Orson Welles, Jean Cocteau, Yves Saint-Laurent, Rudolf Nureyev y Pink Floyd.
Sus primeras coreografías las creó para las 'Soirées de la Danse' en el Théâtre Sarah Bernhardt y, con ayuda de su padre, creó un año después de abandonar la Ópera de París los 'Ballets des Champs-Élysées'. Allí creó 'Les Forains', 'Le Rendez-Vous' y 'Le Jeune Homme et la Mort'.
Fundó 'Ballets de Paris-Roland Petit', que bailaban en el Théâtre Marigny de la capital francesa, donde creó 'Les Demoiselles de la nuit' para una de las divas del ballet Margot Fonteyn.
Y un año más tarde explota en Londres la sensualidad de su 'Carmen', uno de sus grandes éxitos, ballet por el que se le conoce en todo el mundo y que protagonizó su mujer, Renée Jeanmaire (Zizi).
En la capital británica el nombre de Petit se une al de Orson Welles, con quien colabora en 'The Lady in the Ice' (1953), preludio de una carrera internacional que le lleva a la meca del cine.
En Holywood, y durante cuatro años, Petit rueda 'Hans Christian Andersen' (con Zizi Jeanmaire y Dany Kaye) en 1952, 'Daddy long legs', que une al coreógrafo con un bailarín esencial del siglo, Fred Astaire (acompañado de Leslie Caron) en 1954, y 'Anything Goes', con su esposa y con Bing Crosby, en 1955.
El regreso a París
Una década de triunfos después, en 1965, el coreógrafo regresa a la Ópera de París, invitado por su entonces administrador, Georges Auric, y para el teatro Garnier, su sede histórica, crea primero 'Adages et Variations' y, posteriormente, uno de sus mayores éxitos, 'Notre Dame de Paris'.
En una de las épocas doradas del ballet del siglo pasado, y concentrado entre 1967 y 1969, realiza coreografías para el Royal ballet de Londres, con la mágica pareja formada por Rudolf Nureyev y Margot Fonteyn, y la Scala de Milan: 'Estasi', con el bailarín ruso y Luciana Savignano.
En 1970 volvió a dirigir el ballet de la Ópera de París, pero solo durante seis meses; luego recupera el Casino de París, donde monta dos grandes espectáculos: 'La Revue' y 'Zizi je t'aime', con una apabullante lista de colaboradores, entre los que están Erté, Yves Saint Laurent, Vasarély, Michel Legrand y Serge Gainsbourg.
Los setenta, una nueva etapa
Comienza en 1972 una nueva etapa cuando asume la dinamización propuesta de la Ópera Municipal de Marsella, donde sus 'Ballets' cobran autonomía y desde 1981 pasan a denominarse 'Ballet National de Marseille-Roland Petit'. Y recorre el mundo con él.
Para esta compañía, Petit encadena obras magistrales de la danza, entre ellas 'Pink-floyd ballet' (1972), 'La Rose malade' (1973), 'L'Arlésienne' (1974), 'Proust ou les intermittences du coeur '(1974), 'Coppélia' (1975), 'La Dame de Pique' (1978), 'Le Mariage du ciel et de l'enfer '(1984), 'Ma Pavlova' (1986), 'Tout Satie' (1988), o 'Le Lac des cygnes et ses maléfices' (1998).
Desde entonces, Petit se reparte como creador en todo el mundo y representa tanto en la Ópera de París como en la Scala, la de Berlín, el Teatro Colón de Buenos Aires, el San Carlo de Nápoles o el American Ballet Theater.
La lista de las creaciones de Petit durante los últimos años -se retiró a vivir a Ginebra, donde ha fallecido- es una repetición constante de creaciones y recreaciones que le permitieron ser reconocido e identificado como coreógrafo incluso por públicos no especializados.